Una escultura clásica de todos los tiempos
Si hay una obra de arte o una escultura que se ha vuelto famosa como pocas es La piedad de Miguel Ángel. En su idioma original, La pietá es una obra magnífica desde lo artístico y también desde lo religioso y simbólico. Es una de las obras más importantes de este aclamado pintor y escultor y se ha convertido, sin lugar a duda, en un símbolo de toda una época artística, de florecimiento de las artes y también de la religión. La Piedad es una figura amada por todos los católicos ya que representa el vínculo tan profundo entre la Virgen y su hijo Jesús, pero también por el mundo entero y los fanáticos de la obra de Miguel ángel.
Miguel ángel
Miguel Ángel, Michelangelo en italiano nació en roma en el año 1475. Este artista fue uno de los más famosos de su época y no es en vano, el don que tenía Miguel Angle en cada de las artes que emprendía era realmente maravilloso. Esto fue lo que le valió la fama mundial en su época y en la nuestra al punto tal que el mismo papado lo eligió como su mecenas, motivo por el cual llegó a ser uno de los principales pintores, escultores y arquitectos del Vaticano. La piedad es un ejemplo de esto. También lo fue de la familia Medici para quienes realizó infinidad de obras.
La época: el arte en el cinquecento
El arte en el cinquecento se trata de un arte renacentista. Justamente, uno de los lugares donde mayor impacto tuvo fue en Florencia y en Roma, las dos grandes ciudades italianas donde Miguel Ángel ejerció como artista. Un arte que era un culto a la estética, a la figura humana, a la anatomía, a la historia clásica y a la religión. Sin duda, si se puede pensar en un referente de este periodo artístico es Miguel Ángel. Un Miguel Ángel que adhirió a este estilo a la perfección dando origen a obras maestras de la pintura, la escultura y la arquitectura.
La piedad
La pietá como originalmente se la conoce es una escultura que se encuentra en el Vaticano y fue realizada por Miguel Ángel en el año 1498. Le llevó un poco más de un año realizar esta obra que está enteramente realizada en un gran mármol blanco, con sus detalles y sutilezas.
En esta obra que fue destinada lógicamente al Vaticano, Miguel Ángel retrató a una joven Virgen Maria que se encuentra sentada y sobre su regazo, como si de un bebe se tratara, lleva a Jesucristo, ya crucificado y muerto. Si bien no hay sincronía ni realidad entre las edades de ambos, la escena es una escena que evoca mucha emotividad y dulzura. Una Virgen María estoica pero sufriente ante la muerte de su tan amado hijo Jesucristo.
Así que, con apenas 24 años, Miguel Ángel se internó en los Alpes de la Toscana para encontrar la mejor piedra para semejante obra. Y no paró de esculpir hasta llegar al centro de la roca, donde según él estaba lo mejor de la misma porque allí se encontraba el centro de la naturaleza.
Todo en esta escultura apunta a la armonía, desde el contraste entre líneas curvas y rectas, las luces y sombras, los detalles y la anatomía en general.
Otras obras alusivas de Miguel Ángel
Hay otras obras que fueron de gran importancia de Miguel Ángel, con lo cual es importante citar a El David, su serie Los esclavos, Moisés y las magníficas tumbas que realizó de quienes fueron sus mecenas, Los Médicis entre otras.
Miguel Ángel por ende, fue uno de los más importantes escultores y pintores de todos los tiempos. Fue símbolo de una época de esplendor para el arte, el renacimiento, y el renacimiento italiano, con un estilo único y propio. Una época en la que la fusión entre arte y religión dio origen a estas magníficas obras escultóricas como es el caso de La piedad. Una obra que en sí misma resume el momento central sobre el cual se apoya todo el cristianismo, la muerte y resurrección de Cristo y encierra en ella todo el amor y la devoción de una madre hacia su hijo.
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