Manuel Álvarez Bravo ( 1902–2002) el fotógrafo y cinefotógrafo mexicano mundialmente reconocido por plasmar el paisaje y la gente de su país con una maestría única. Vivió la revolución y tantos otros acontecimientos político culturales de su país que lo hicieron especialmente sensible a vivenciarlos y a querer representarlos, pero siempre con una originalidad muy particular que lo caracterizaron.
Se decía que su cámara nunca lo abandonaba, jamás salía sin ella para así poder representar todo y a todos los que le rodeaban. Fue a sus 15 años aprendió a desarrollar sus fotografías en el cuarto oscuro. Tuvo la posibilidad de conocer grandes fotógrafos que decidían visita Mexico.
Enfoca sus fotos de una manera muy particular. Las luces y las sombras eran sus grandes protagonistas. Al principio su fotografía era más bien abstracta, con ángulos inusuales, la sombras rectilíneas de una escalera o un objeto. Al conocer al surrealismo y especialmente a Andre Breton, la parte humana irrumpe en sus fotografías. Su estilo era más medido que sus amigos como Diego Rivera y Orozco. Denunciaba la desigualdad. Fue pionero de la Street photography. Tomaba fotos de la gente en sus vidas cotidianas, en las calles. Retrataba la vida sin esplendor y dramatismo. Miraba cómo la gente se movía, como cambiaban la luz y las sombras a lo largo del día. Si bien sus tomas tenían mucho de reportaje, su foco principal no era informar algo sino adentrarse al detalle, al reflejo, a la luz y a la sombra. Su interés por el cine y el movimiento se veia en sus fotos.
Quería retratar una realidad social sin dramatismo, no quería convencer con un mensaje sencillo sino que sus ideas se plasmaron desde la estética, la suavidad, el detalle y la sencillez. Todas sus fotos tienen aquí algo de poéticas. Sus fotos nos llevan a sentir la vida tal y como es.
Era paciente, no tomaba muchas fotos. Sino que era paciente, podía esperar horas a que la toma que tenía en su cabeza, o aquella sombra, apareciera. Buscaba luz, movimientos, sombras, tal y cual quería transmitirla. Él veía realmente, la gente, las líneas, la luz, las expresiones y al mismo tiempo. Nos llama a ser poetas y no fotógrafos del click automático.
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