El hombre común y la alienación de la gran ciudad
Hay algo paradigmático y bizarro a la vez en la obra de George Tooker. Parece como si este pintor que prácticamente puede decirse que fue contemporáneo, busca captar la esencia de la vida cotidiana. El hombre común, el hombre oficinista, el hombre preso de la vorágine y del anonimato de la gran ciudad. Muestra escenas de todo tipo, pero casi que cuanto más corrientes y poco seductoras mejor. Sino quién hallaría interesante una estación de subte, una estación de comida rápida en pleno Manhattan, o peor aún una oficina pública administrativa, de esas en la que nadie sonríe y las personas parecen autómatas.
Y es que en esos escenarios de todos los días en los que George Tooker se apoya para hacer su denuncia existencial. El hombre común atrapado en el anonimato, en la comida rápida, en la rutina, en la repetición, en la alienación. Es muy difícil no pensar entonces en Magritte y sus obras, grandes obras, como Apple face o Volviendo a casa. Y es que la tensión psicológica que se ve en la obra de Magritte, así como en George Tooker es indiscutible. Detrás de una apariencia de sencillez y banalidad se esconde un peligroso ataque al sentido de la existencia y una confrontación con las grandes preguntas.
Oficina Gubernamental
Oficina Gubernamental es una obra que George Tooker realizó en el año. Y como la gran mayoría de sus obras utilizó la técnica de témpera mezclada con huevo. Así como sucede en la cocina, el huevo le aporta a la pintura un acabado brilloso, pero mucho más natural que en óleo o en el barniz. En esta obra se muestra una típica escena de oficina administrativa, se ven varias personas absortas en sus trámites y llama la atención como el artista presenta a quienes atienden detrás de las mamparas. Como si de una gran luz se tratara, se ven de ellos solo los ojos o solo el oído. ¿Qué despersonalización no? Y encima parece aumentada con una lupa.
Toda esta escena es realizada con gran realismo y un particular ángulo, como si fuera desde abajo. Todo, la actitud cansina, la ropa y la luz, nos llevan a pensar en una atmósfera psicológica profundamente gris y opresiva.
George Tooker es un pintor estadounidense que fue considerado uno de los máximos exponentes del realismo, y en muchas ocasiones del realismo mágico. Vivió entre los años 1920 y 2011 en la ciudad de Nueva York.
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