Un escritor a través de sus novelas: juguete rabioso, Los siete locos y El Amor Brujo
Roberto Arlt, el enigmático escritor argentino considerado una de las más grandes figuras de nuestra literatura de todo el siglo XX. Nacido en el año 1900 para así dar comienzo al inicio del siglo, este también cuentista y dramaturgo no fue conocido hasta pisar los años 60 en donde su obra empezó a tomar significancia y sentido para el público en general.
Dueño de una ideología neo marxista, contaba con una visión del mundo particular, por no decir algo lúgubre, oscura y fatalista. Tenía una visión de la sociedad un tanto pesimista, denunciando muchos de sus vicios a través de sus personajes y relatos. Fue autor, entre otros de tres significativos títulos: “Juguete Rabioso”, “Los siete locos” y “El amor brujo”.
Roberto Arlt
Roberto Arlt en realidad se llamaba Roberto Emilio Godofredo Arlt. Hijo de inmigrantes proustianos y austrohúngaros tuvo una vida sencilla pero poco amigable. Con dos hermanas muertas por tuberculosis, a los 16 años decide abandonar su casa por tener una relación muy difícil con su padre. No fue un alumno destacado, pero sí muy capaz. Fue expulsado del colegio y de la escuela de mecánica, por lo que sus estudios fueron autodidactas. Comenzó a escribir desde joven, y de joven también murió, a sus 46 años. Fue en Córdoba, cuidando a su mujer enferma de tuberculosis que da a conocer su primera novela: “Juguete Rabiosos” y ahí, bajo el cuidado de su amigo Leopoldo Güiraldes, comenzó su camino en la literatura.
“Juguete rabioso”
“Juguete Rabioso” fue su primera gran novela. Y si bien comenzó a escribirla un par de años antes, para el 1920, recién fue publicada en el año 1926. Narrada en cuatro capítulos distintos, tiene un corte muy cercano a una autobiografía. Pues narra la historia de su protagonista, quien en primera persona cuenta sus vicisitudes intentando ganarse la vida con una serie de proyectos truncados de mala muerte. Un personaje algo oscuro y gris que cuenta a partir de sus acciones su perfil psicológico. Un personaje que realiza intentos de robo y suicidio para escapar a una vida gris y algo patética.
“Los siete locos”
Y en este impulso gris y algo sórdido es que Arlt sigue inspirado y tres años después publica su siguiente novela “Los siete locos”. Mucho de su estilo se ve en esta obra, los planteos filosóficos en la que denuncia a una Argentina del siglo XX y cuestiones filosóficas profundas como el sin sentido en la vida, la angustia ante la finitud de la propia muerte y la soledad, física y existencial. Aquí su personaje, Augusto Remo, es otra vez un personaje un tanto fracasado, casi al margen de lo social, que busca insertarse en trabajos y negocios que no prosperan. Es inventor fracasado, idea recurrente y autobiográfica que vuelve una y otra vez en los relatos de Arlt y que intenta hacerse un lugar en la sociedad desde una revolución social. Y es a través de los monólogos de sus personajes, que Arlt magníficamente desarrolla sus ideas de una existencia nihilista, vacía y frustrada con una sociedad que percibía capitalista y alienante para el hombre. Al igual que su novela anterior, “Juguete rabioso”, “Los siete Locos” también fue llevada al cine.
“El Amor Brujo”
Y así, tres años después llega su cuarta novela “Amor brujo”. Acá Roberto Arlt se anima a cambiar un poco el tinte de sus temas principales. Y ya no se enfoca tanto en cuestiones de la industria, la economía, el capitalismo y el sin sentido de la existencia. No obstante, su tinte cínico y algo gris no cambia, pero toca otros temas. A través de sus protagonistas, Estanislao e Irene, ambos muy jóvenes, trata temas como el sexo, la vida conyugal y la vida familiar. Su visión al respecto y las diferentes cuestiones y dilemas que ha de sortear esta joven pareja.
Así Roberto Arlt, a través de la sencillez de su relato, pero la complejidad psicológica de sus personajes marcó un estilo literario personal y que gustó mucho al cine. Con una visión gris y nihilista de la vida y la vida en sociedad, tradujo mucho de él en sus protagonistas, dejando entrever una vida sencilla también, pero plagada de frustraciones y acompañada siempre se cierto sentimiento de inadecuación a los estándares sociales de la época.