Pedro Pablo Rubens

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La sensualidad en el lienzo

Rubens fue uno de los más grandes artistas del siglo XVII. Este pintor alemán introdujo a la pintura una manera única del arte realista y manierista, aportando detalles, sensualidad, volumen y expresión. Sus conocimientos de anatomía y de detalle son una herencia de los grandes maestros a los que siguió. A estos aprendizajes los supo volcar en grandes obras maestras que retratan temas sobre religión, política y cultura del período en el que le tocó vivir. 

Pedro Pablo Rubens

Rubens nació en Alemania en el año 1577 y es considerado unos de los pintores flamencos más importantes de su época. Desarrolló una exitosa carrera pictórica en la que su estilo fue de gran refinamiento. Se casó dos veces. En primer lugar, con Isabella Brant quien  fue la primera mujer de Rubens. Tuvieron tres hijos juntos hasta que ella murió cuando tenía 34 años víctima de la peste. Luego, al enviudar se casó con Helena Fourment con quien se casó cuando ella tenía apenas 16 años y quien era considerada una de las mujeres más lindas de su época. Fue modelo de muchas de sus obras religiosas y también retratos y escenas de la vida familiar. Tuvieron cinco hijos juntos. Rubens realizó infinidad de retratos de ellas dos en diferentes situaciones.

Estilo

Puede decirse a ciencia cierta que el estilo de Pedro Pablo Rubens se caracteriza por su sensualidad, realismo y gran capacidad estética. Con una fuerte influencia de la antigüedad griega, Rubens apuntó al realismo, a la voluptuosidad, a lo sensual y a las transparencias. Su estilo tan de él se representa siempre, más allá de si retrataba escenas familiares, de la corte o mismos religiosos. Las mujeres eran representadas bellas, escotadas, con ajustados vestidos y transparencias. Sus labios carnosos y su mirada penetrante dirigida al espectador. Siempre se destacaba el blanco de la piel que solía dejar al descubierto sobre todo en los cuellos.

María Serra Pallavicino

Esta obra, María Serra Pallavicino, es de una belleza, nivel de detalle y conocimiento anatómico y único. En esta, Pedro Pablo Rubens retrata a esta elegante mujer sentada, de frente vestida en un elegantísimo vestido de raso color ocre y plagado de infinidad de detalles en su cuello y en su torso. La manera en la que el artista la representa, la perfección de sus facciones y proporciones anatómicas, sumado a como representa el volumen, los pliegues del vestido y el reflejo de la luz en ellos hace que esta sea una de sus más admirables obras. Este óleo es ejemplo de la perfección que Rubens buscaba constantemente, influencia clara de Miguel Ángel y de Leonardo da Vinci. 

La adoración de los magos

Esta es una pintura que Rubens realizó en el año 1609. Es una obra de un nivel de detalle y trabajo increíble, muy al estilo de Miguel Ángel. En esta escena se observa el momento en la que los tres reyes magos se encuentran visitando a Jesús recién nacido y le vienen a traer sus distintas ofrendas. Es una escena nocturna en la que se resalta la fuerte iluminación que alumbra al niño Dios quien está representado como un bebe alegre, regordete y juguetón. Los colores, las ropas y los detalles de todo tipo están acentuados. Infinidad de personajes entre pastores y hasta un majestuoso caballo hacen de esta obra algo único.

Retrato ecuestre del duque de Lerma

Francisco de Sandoval y Rojas, el duque de Lerma, fue retratado en este óleo de más de cuatro metros cuadrados por Pedro Pablo Rubens. Esta obra fue realizada anteriormente que la Adoración de los magos no obstante ya se anticipa el nivel de complejidad y elaboración anatómica y de detalles de su artista. En esta obra, que también forma parte de la colección del Museo del Prado se lo observa al Duque de Lerma en todo su esplendor, elegancia y valentía de frente montando a caballo. Los caballos eran una de las grandes especialidades de Rubens, de los cuales sabía representar cada movimiento y músculo equino a la perfección. 

Estas dos pinturas son unas de sus tantas grandes obras que muestran su capacidad artística y su gran legado. Muchas de ellas se pueden encontrar en el Museo Nacional del Prado, pero también dispersas en muchos otros grandes museos del mundo.

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