Pintor, ilustrador, grabador y escenógrafo. Nació en Pergamino (Prov. de Bs. As.). Nació el 29 de septiembre de 1895, hijo de don Nicasio Basaldúa y de doña María Rodríguez.
Siguió los cursos de la Academia Nacional de Bellas Artes en 1916 con Pio Collivadino, al lado de compañeros como Badii, Spilimbergo, Neim, Gigli y Butler, recibiendo profesor. En 1920, comenzó su labor como escenógrafo para el teatro Colón, y en 1923 la provincia de Buenos Aires lo becó para estudiar pintura y dibujo en París. Asistió a los cursos de Charles Guerin en la Academia de Colarossi, junto a las enseñanzas de André Lhote y Otton Friez. Allí lo esperaban Butler y Badii que habían partido antes que él y que conforman el famoso Grupo de París que tanta influencia tendrán en la pintura argentina.
En 1923 figuró en el Salón de los Independientes. A partir de ese año concurrió con sus obras al Salón Nacional de Buenos Aires. En 1926 le suspendieron la beca, y tuvo que trabajar realizando ilustraciones para Vogue. De regreso a nuestro país en 1930, volvió como escenógrafo al Teatro Colón, y en ese año efectuó una muestra en “Amigos del Arte”, que fue la primera de muchas otras que realizó.
En 1933, se desempeñó como director de escenografía, cargo en el que permaneció hasta 1952, contando con la colaboración en el taller con Augusto Mugnai. En este período se destacan sus trabajos para las obras de Siripo, Sansón y Dalila, Macbeth y Rigoletto. En 1935 y 1946, estudió escenografía en Estados Unidos invitado por la Exposición Internacional de Pittsburg y el Departamento de Estado.
En 1938, lo becó la Comisión Nacional de Cultura para estudiar en Europa. Durante la década del ’40 su amistad con los escritores Silvina Ocampo, Bioy Casares, Borges y Mujica Láinez lo llevó a ilustrar algunas de sus obras. Además, había ilustrado los Consejos del Viejo Vizcucha (París, 1927) y el Fausto (Bs. As. 1932).
Colaboró con escenografías y vestuarios para el teatro “La Cortina” cuya dirección artística ejercía María Rosa Oliver representando La deslumbrante, una de ellas. Continuó en el Teatro Colón hasta 1950, en que fue dejado cesante por cuestiones políticas, pero no abandonó la pintura ni la escenografía.
En 1956, se lo incorpora como director escenográfico de ese coliseo, año en que ganó el concurso Helene Rubistein con Tarde de verano, y en el que fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Desde 1953 realizó una exposición anual generalmente en la Galería Bonino. Hasta 1964 estuvo absorbido por el teatro, y sus bocetos fueron expresiones de un pintor que trabaja como escenógrafo, provisto de una técnica mixta.
Fue miembro del directorio del Fondo Nacional de las Artes. Tras la muerte de su esposa, viajó a Europa en dos oportunidades, en 1966 y 1969. Obtuvo el premio de la provincia de Santa Fe, y siguió pintando asiduamente hasta 1972, dejando de hacerlo a partir de 1973.En su vida mereció numerosos galardones.
Recibió el Primer Premio Municipal de Pintura, por su obra Mujer sentada, en 1937; Gran Premio de Escenografía en la Exposición Internacional de París, de 1937; Primer Premio de Pintura en el Salón de Rosario de 1942; Premio y Medallas de Oro en las exposiciones internacionales de San Francisco, Nueva York y Pittsburgh. Le correspondió el Premio Palanza en 1949 y el Primer Premio en el Salón Nacional de 1956.
Sus obras figuran en los principales museos argentinos, en el Museo de Arte Moderno, de Nueva York, y en el Museo de Brooklyn, así como en colecciones privadas.
Falleció en Buenos Aires, en 1976.