Madonna con el niño y Santa Ana

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Desde la perspectiva de Caravaggio

La Madonna con el niño y Santa Ana es también mundialmente conocida como la Virgen de palafreneri. Es una espectacular y elaborada obra que realizó el pintor italiano Michelangelo Caravaggio. Es una perspectiva inusual de un tema recurrente, plagada de simbolismo, buenas intenciones y capacidad artística. No obstante, esta magnífica obra, no fue valorada en un primer momento por su capacidad expresiva y emotiva y su autor, el mismísimo Caravaggio, recibió infinidad de críticas.  Pese a esto, la obra siguió vigente y sobrevivió al paso de los años, lo que le permitió que finalmente fuera valorada como la gran obra maestra desde lo artístico y lo religioso que es.

Madonna con el niño y Santa Ana

En esta obra, se observan a cuatro personajes, que son la Virgen María, su madre Santa Ana, el niño Jesús y la serpiente. El cuadro en su conjunto simboliza el bien ganando sobre el mal, es decir representada por la serpiente. Cabe analizar por separado los cuatro personajes puesto que aquí radica el diferencial de la obra.

La virgen María

La Virgen María está representada de manera muy distinta a lo que se la representó siempre. Lejos de mostrarse como una mujer abnegada, sufriente y recatada, que estoicamente crio y acompañó a su hijo Jesús, se la observa como una mujer joven, voluptuosa y algo sensual. Se la observa fuerte, sana y alegre. Como una madre común y corriente, en pleno albor de su vida, joven y que cuida a su hijo pequeño. Observa hacia lo bajo, casi como para comprender con que juguetea su pequeño hijo, sin darle a la situación mayores preludios o seriedades. Es una madre que se encontraría absorta en la cotidianeidad de su hijo, de piel muy blanca, con un escotado vestido rojo y un rodete sujetándola Está vestida como en la época de Caravaggio, no como en la época a la que realmente perteneció.

El niño

Jesús también fue representado de una manera distinta. Lejos del típico bebe que estamos acostumbrados a ver, se lo representa como un niño ya un tanto mayor, de unos cuatro años aproximadamente que se encuentra enteramente desnudo. El niño de frente, pisa a la serpiente como si de un juego se estuviera tratando, mientras que su madre lo sostiene por detrás. Se lo observa como un niño sano, jovial, regordete. Un niño típico, lejos de todas las representaciones y asociaciones que se tienen de lo reconstruido de la infancia de Jesucristo. Nada en sus facciones hacen pensar que se encuentra en un duelo con el mal, sino más bien que el pisotón fue producto de un simple juego por que sí. 

La serpiente

La serpiente representaría el mal. Si bien se encuentra en un primer plano sobre el piso, ella no posee el mismo tratamiento de luz que reciben el niño Dios y la Virgen María. Se la ve un poco más desde las sombras, como así también sucede con Santa Ana. Algo a destacar del animal es el nivel con el que es representado el movimiento y su fuerza. Está como escindida en dos partes, una frontal, más gruesa e impactante y otra por detrás, más fina y dinámica en alusión a las diferentes facetas que el mal puede tomar y mostrar.

Santa Ana

Muy por el contrario, la Virgen María, Santa Ana, su madre y abuela de Jesús se encuentra representada muy avejentada y más desde las penumbras. Ella observa la escena, vestida de azul y con un aura sobre su cabeza. Sus manos por delante se encuentran en posición de rezo y su gesto sí acompaña la seriedad del momento. Su manto posee cierto brillo muy bien logrado.  Santa Ana forma parte de la escena, pero su actitud es de observadora y, francamente, los cánones con los que se realizó no son los mismos utilizados para con los otros tres personajes de la obra.

Esta obra fue un encargo que la cofradía realizó a Caravaggio en el año 1605, pero por la cual después tuvo muchas críticas. Según ellos fue una obra muy controvertida por ir en contra de las representaciones adecuadas para estos temas. Sin embargo, Caravaggio, lejos de insultar, quiso enfatizar, como gran creyente y devoto que era, el aspecto más terrenal y humano de sus personajes y que permitiera, por ende, aumentar la fe de los creyentes.

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