“Cuentos de la selva” y la enseñanza a través de las metáforas
o único, que entremezcla fantasía, moralejas, animales y selva definiendo un estilo único. Dueño de una escritura única y original y un estilo propio, con llegada a niños, y porque no, también a adultos, se lo considera, junto con Edgar Alan Poe, el maestro del cuento del siglo XX. Sus narraciones suspendidas en la naturaleza nos hablan de muerte, locura, amor, tragedia y naturaleza. Sus narraciones dejan suspendidos en la reflexión a quien las lee.
Horacio Quiroga
Horacio Quiroga nació en Uruguay en el año 1978 y es sabido que su vida fue una vida trágica, marcada por el amor, la locura y la muerte, como bien se titularía uno de sus más grandes relatos años más tarde. La muerte, la tragedia, el amor y el desamor y su pasión por la selva y los animales serían los hitos fundantes de su vida. Tragedias ligadas a las armas y el suicidio constantemente fueron una constante que se repitió. Su padre murió de un accidente con su escopeta cazando en la selva cuando Horacio Quiroga tenía dos años. Presencio el suicidio de su padrastro cuando este daba a la muerte de un disparo. Estudio en Montevideo y luego en Paris. En su ciudad natal, tuvo un trágico accidente, en el que sin querer mató a un gran amigo suyo, Federico Ferrando, con quien tenían un grupo literario. Viaja a Buenos Aires para dedicarse a la docencia, pero automáticamente decidió trasladarse a la selva misionera. Allí, se casó y tuvo dos hijos con quien fuera una alumna suya, Ana Maria Sires, quien termina suicidándose al no tolerar la vida en la Selva. Luego de ello Horacio Vuelve a Buenos Aires para dedicarse al a diplomacia, y es en este periodo donde escribe dos de sus más grandes títulos “Cuentos de Amor de locura y de muerte” en el año 1917 y “Cuentos de la Selva” en 1918. La vida de Horacio sigue dando espirales trágicos y selváticos. Termina suicidándose con cianuro enfermo de cáncer. Sus dos hijos seguirían su mismo destino trágico.
La vida de Horacio Quiroga no parece la de un cuentista para niños. Pero hay algo en su historia de la selva que hizo que el mundo salvaje lo llevara a la genialidad y a la locura a la vez. Y toda esta vida de relación entre el hombre y naturaleza lo llevó a plasmar con genialidad y sensibilidad los más grandes cuentos para niños.
Los cuentos de la selva
Los cuentos de la Selva constan de ocho relatos, ocho cuentos, que fueron escritos por Horacio Quiroga en el año 1918 mientras vivía en Buenos Aires y cursaba sus años más productivos en materia literaria. Un año antes había escrito otros cuentos muy famosos “Cuentos de Amor de locura y de muerte”. Fueron publicados en Buenos Aires y se trata de cuentos que están dirigidos a niños. Cuentos que, como al estilo Horacio Quiroga, tienen a la naturaleza y los animales como sus protagonistas. Es a través de los animales, que Quiroga narra con un narrador omnisciente, las escenas y transmite las principales moralejas.
Estos ocho relatos se titulan: “La tortuga gigante”, “Las medias de los flamencos”, “El loro pelado”, “La guerra de los yacarés”, “La gama ciega”, “Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre”, “El paso del Yabebirí” y “La abeja haragana”.
El amor por la naturaleza se refleja en cada uno de estos cuentos. Fantasía y realidad se entremezclan, animales que conversan entre sí y con hombres. Poseen un mundo en común con leyes propias. En “La tortuga gigante”, esta es amiga de un cazador, que la salva y ella lo salva después y será recompensada por este entablando una bella amistado. En “Las medias de los flamencos” da una visión fantástica de porque los flamencos tienen las patas rojas y prefieren remojarlas en el agua. En “el loro pelado” un loro burlón que vive con humanos y adopta costumbres refinadas como tomar té. Se pierde en la selva y pasa una mala experiencia con el tigre. “La guerra de los yacarés” cuenta de la lucha de ellos por evitar que grandes buques de guerra naveguen por su rio. “La gama ciega” cuenta sobre una pequeña gama que queda ciega por desobedecer los consejos de su mama y es picada por abejas. Salvada por un cazador entabla una amistad con él. “Dos cachorros de coatí y dos cachorros de hombre”, en los que un coatí decide no hacer caso a su madre y se acerca para robar huevos de gallina. Los niños de la casa se encariñan con él y el coatí decide vivir con los humanos. Su familia lo visita y el comparte. Pero muere un un día y uno de su familia lo reemplaza para que los niños no estén tristes y para seguir recibiendo comida. “El paso del yabebirí”, ambientado en este rio que se encuentra poblado de rayas. Narra sobre la guerra de rayas en contra de los tigres para defender a un hombre bueno. Y el hombre se queda a vivir con ellas. Y por último, el más famoso “El de la Abeja haragana”, recapacita y se vuelve trabajadora después de una noche de susto en la selva en donde la moraleja es que el trabajo es el medio para alcanzar la felicidad colectiva.
Hombre y naturaleza
El mensaje de Horacio Quiroga es un mensaje sobre la complementariedad y la lucha de fuerzas entre el hombre y la naturaleza. En un mundo fantástico en donde se hablan y entremezclan, habla de una necesidad reciproca. Pero en definitiva la naturaleza siempre gana sobre el hombre.
Horacio Quiroga, el gran cuentista del siglo XX nos enseña que su arte estuvo ligado a la tragedia, al amor, la locura y la selva. Pero que todo ello lo pudo transformar en los más grandes cuentos y relatos para niños.