El padre del arte moderno
Paul Cézanne es considerado, ni más ni menos, como el padre del arte moderno. Su estilo ágil, colorido y libre dio origen a las pinturas más bellas del arte universal. Fue autor de numerosos retratos, autorretratos y también de la vida en la naturaleza en la Provence, región francesa que siempre le maravilló y en donde terminó viviendo y ubicando su taller. Su pintura tuvo tal importancia que, si bien no gozó de mucha fama, si fue realmente influyente en las generaciones de artistas venideros. Al punto tal que también se lo considera como un antecesor del movimiento de arte cubista.
¿Quién fue?
Paul Cézanne nació en 1839 en Aix-en-Provence en Francia. Sus estudios los realizó en la Academia Suiza puesto que los cánones de la época hicieron que fuera rechazado para ingresar y formarse en la Escuela de Bellas Artes de París. En aquel entonces, los cánones eran tan estrictos y acotados, que cualquier artista que se presentara con un estilo diferente, era rechazado, sin tener en cuenta siquiera sus dotes. Cézanne no fue el único que encabeza esta lista. En los pasillos del Museo del Louvre también recibió la influencia de otros grandes maestros, aunque Pizarro fue el más influyente en su obra. Autor de grandes retratos, amó con locura la región de Provence. Se casó y tuvo un hijo y allí decidió entonces ir a vivir con su familia. En su taller instalado ahí, fue autor de los más famosos paisajes de esta región francesa.
“Vista de Auvers”
“Vista de Auvers” es un óleo sobre lienzo realizado por Paul Cézanne. Justamente lo que se observa en esta pintura realizada en el año 1873 es un paisaje desde arriba de la Provence. Entre ágiles pinceladas una vasta cantidad de árboles frondosos y de verdes oscuros pero intensos se yuxtaponen con un caserío. Ambas imágenes se entremezclan con pinceladas vivas y movedizas. Nada quita la estética y el equilibrio de la imagen. Si bien el periodo de la Provence no es el único en la vida de Paul Cézanne es uno de los más significativos.
“El Muchacho del chaleco rojo”
“El Muchacho del chaleco rojo” es en realidad Michelangelo de Rosa. Un joven, casi niño, que Paul Cézanne retrató. De esta imagen se desprende una muy pequeña serie de cuatro obras. Estas pinturas fueron realizadas en el año 1888 y fueron terminadas dos años más tarde. El niño es representado en diferentes posturas, pero en todas ellas se vislumbra un niño pensativo y por momentos algo triste. El trazo ya no parece tan ligero como en las pinturas de paisajes, sino más bien más toscas y empastadas. El uso del color intenso, fuerte y colorido, sumado con las formas más empastadas y compactas nos llevan a pensar en ciertas figuras geométricas. Como si algo del cubismo estuviera germinando en estos cuatro retratos.
“Naturaleza muerta con Pan y huevos”
“Naturaleza muerta con pan y huevos” es una de las tantas naturalezas muertas que Paul Cézanne pintó. De colores más oscuros y un uso preponderante de las sombras se observan, sobre un tablón dos largas baguettes, dos huevos blancos, dos huevos de color, una copa, un cuchillo y un mantel blanco desaliñado. Como si fuera el momento antes de disponerse a saborear el banquete esta naturaleza muerta es muy alusiva. Con los años algo más se descubrió de esta obra, y es que, gracias a los restauradores del Museo de Cincinnati en Estados Unidos, se descubrió con el uso de rayos X que debajo de esta pintura se encontraba realizado el primer autorretrato de Paul Cézanne.
Paul Cézanne murió en el año 1906, su vida fue corta, quizás no tanto para su época. Y si bien el reconocimiento no le llegó en vida si lo hizo posteriormente. El padre del arte moderno fue y es uno de los artistas más influyentes. Y, aunque como en el último cuadro, su rostro no se haya visto, sigue presente.