Cristo en la cruz

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Diferentes perspectivas artísticas

No ha de extrañar que la imagen de Cristo en la cruz es una de las más representadas históricamente Ya sea en esculturas, imágenes, grabados, ornamentos religiosos, joyas, etc….Una imagen que atraviesa fronteras, culturas y religiones. Desde la pintura obviamente fue una imagen muchas veces tomada por los artistas para ser representada. Un Cristo crucificado, sufriente, entregado por nosotros. Pero cada artista, como sucede en muchas escenas religiosas, aporta su propio estilo personal, su propia visión de las cosas y su propia imagen de Dios y de los hechos. Por tal motivo es interesante analizar desde este punto a diferentes artistas en su visión de Cristo crucificado.

Cristo en la Cruz de Francisco de Zurbarán

En el año 1623 Francisco de Zurbarán realizó un gran óleo sobre lienzo que retrata a Cristo en la Cruz. Digno del período barroco, esta obra conmueve y sorprende. Se trata de una representación fina y despojada de Cristo crucificado. Con luces tenues pero lo suficientemente fuertes, se lo observa a Jesucristo de frente y ya desvanecido. Esta obra tuvo una gran recepción desde su realización en la que Francisco de Zurbarán se luce con el nivel de realismo y emotividad que hace la obra, la musculatura y el uso de luces son llevados a un nivel ejemplar.

Cristo crucificado de Velázquez

Velázquez nos presenta otra imagen del Cristo Crucificado. Un Cristo más sanguíneo y más al estilo del que ya conocemos. El Cristo es representado de frente con una marcada iluminación tras su cabeza, la corona de espinas y la cabeza que cae hacia un costado. Como se solía utilizar en aquella época, Cristo aparece crucificado sobre la gran cruz de madera con cuatro clavos y el cartel en tres idiomas distintos. Destacan de este maestro al igual que del anterior el conocimiento anatómico y el uso de contraste entre luces y sombras. Un cristo que aparece sufriente pero estoico a la vez. A diferencia de Zurbarán se lo presenta mucho más sangrante y con la piel más brillante.

Cristo crucificado con dos donantes de el Greco

Esta es sin duda una imagen bastante distinta del Cristo Crucificado. Del año 1590 y expuesto en el Museo del Louvre este monumental óleo sobre lienzo expone a Jesús. Lógicamente esta obra fue un encargo que uno de los donantes realizó para una de las iglesias y pidió ser uno de los hombres retratados. Ambos hombres aparecen por debajo vestidos de clérigos y observando a Jesús. El aparece de una manera mucho más proporcionada que ellos dos desde arriba y con una luz más clara y azulada que con respecto a los dos cuadros anteriores. Por detrás de ellos se observa un gran cielo de nubes, oscuro y casi tormentoso.

Cristo Cargando la cruz de Tiziano 

Esta obra data del año 1508 y fue realizada por el artista Tiziano para que ocupara una iglesia. Incluso, hay quienes dicen que esta pintura con el tiempo fue mostrando poderes milagrosos y que varios fieles orando manifestaban que esta imagen tenía poderes curativos. Lo que impacta igualmente de este óleo sobre lienzo es la imagen en primer plano de Jesucristo. Se encuentra caminando, con la cruz por encima de su hombro. De repente mira hacia el espectador, bien de cerca, y se manifiesta todo el dolor de su rostro, la agonía y lágrimas de dolor corriendo por su rostro. ¿Lágrimas tan humanas?…Se trata de un dolor físico o moral? Seguramente los dos. La pintura es protagonizada por los colores ocres y amarillentos. Por detrás un verdugo sigue haciendo más intenso el castigo.

Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí

De todas estos Cristos sin duda este es el más reciente. Con un estilo claramente surrealista, este óleo sobre lienzo fue realizado en el año 1950. No caben dudas de que es un retrato completamente distinto a los anteriores, muy al estilo de su autor. Más allá de su característica osadía, este cuadro está realizado con mucho respeto. La diferencia radica en el uso de la perspectiva. En donde a Cristo se lo observa desde arriba y por debajo de él el planeta tierra.

Cuatro obras que guardan mucho en común y que a la vez nos presentan diferentes maneras de vivir, sentir y representar algo tan profundo como la crucifixión de Jesús.

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