Un centro religioso, artístico y urbano
La Catedral de Milán es conocida como el Duomo de Milano. Cuando se visita esta catedral no quedan dudas de que es una de las iglesias más impactantes e imponentes de todo el mundo. Ya sea por su tamaño, ya sea por su estilo gótico o ya sea por su ubicación neurálgica en la ciudad de Milán, esta catedral es un verdadero tesoro artístico, religioso y cultural de la humanidad. Hacer un recorrido por cada una de sus columnas, ventanas, arcos, mosaicos, relieves, detalles y esculturas, entre otras tantas obras de arte es necesario para valorar esta obra invaluable como tesoro de la humanidad.
¿Cómo nace?
El Duomo de Milano se construyó con el fin de que funcionara como Archidiócesis de la iglesia de Milán y así funcionó. En realidad, el emplazamiento elegido para ella ya estaba ocupado por otras dos iglesias que sufrieron un incendio y fueron devastadas. Esta fue construida en su reemplazo en el año 1386 y su trabajo fue tan complejo y detallado que llevó más de tres décadas en culminarse. Por ende, esta catedral se inauguró recién en 1965. La forma circular del plano de calles de Milán nos muestra que este es realmente un centro neurálgico de la misma.
Il duomo di Milano
La catedral de Milán posee un tamaño imponente, al punto tal de que puede albergar más de 35.000 personas en su interior. Distribuidas lógico, entre sus cinco naves. De hecho, la nave central de esta catedral mide unos 45 metros de altura y unos 150 metros de largo. Esto hace que su interior resulte imponente y celestial, decorado y separada con infinidad de columnas, arcos y ventanales que acentúan la luz particular que ingresa y obras de arte. Los detalles góticos arquitectónicos son una fiesta artística por sí solos.
Las ventanas son un detalle a tener en cuenta. Estas fueron principalmente realizadas por Bertini y Bazzi, especialistas en la materia. Las ventanas, características del estilo gótico, suelen ser muy pequeñas, pero exquisitamente realizadas y decoradas. Esto permite que la luz que pertenece al Duomo sea realmente única.
Por lo otro se destacan sus arcos de medio punto, sus columnas y su exterior revestido en mármol y cubierto en tejas. Existen dispersas a lo largo de la Catedral diferentes obras artísticas a ser consideradas un poco más en detalle.
La Manonnina de Carlo Pellicani
En primer lugar, es necesario detenerse en esta magnífica escultura dorada que corona en el exterior la Catedral de Milán. En su cima se encuentra esta escultura de la Anunciación que observa y protege a la catedral y a la ciudad de Milán entera. Su realización, que fue tres siglos más tarde, fue tan importante que se volvió símbolo de Milán.
Fue realizada por Carlo Pellicani, escultor y completada con detalles de orfebrería. Su importancia fue tal que años más tarde salió un decreto que declaraba que ningún otro edificio podía superar en altura a la Manonina. Canciones, novelas, y películas e infinidad de elementos han surgido en torno a su símbolo.
Estatua de San Bartolomé por Marco Agrate
Esta estatua de San Bartolomé fue realizada en el año 1562 por Marcos Agrate. San Bartolomé fue uno de los doce apóstoles que acompañaron a Jesucristo. Esta escultura es de seguro una de las obras más importantes que conforman la Catedral de Milán. Realizada enteramente en mármol de dimensiones considerables, esta escultura retrata a San Bartolomé quien fue decapitado y al que se le arrancó la piel. Su simbolismo, fuerte e intenso, lo muestran firme y vigoroso. Lleva en sus hombros algo que aparenta ser una capa, pero que sin duda no lo es. Es la mismísima piel de San Bartolomé que le cuelga a lo largo de todo su cuerpo.
La catedral de Milán, conocida en Italia por Il Duomo de Milano es una obra de arte en sí misma. Su valor cultural es indiscutible y alberga tantas otras esculturas y detalles en su interior. No obstante, su oscuridad y su simpleza gótica, no deja de resultar imponente y atractiva. Un centro de referencia por una ciudad entera que ha sabido preservarla, cuidarla y venerarla a lo largo de todos estos siglos.