Un experto en religión
Cuando hablamos de arte español es imposible no pensar en Francisco de Zurbarán. Así como Goya y Velázquez este pintor nos habla de toda una época española, cargada de una fuerte tradición religiosa y monárquica. Hablar de Francisco de Zurbarán es hablar de lo religioso. No es que él sólo pintara sólo temas religiosos, de hecho, también son muy conocidas sus cuadros de bodegones y naturalezas muertas de gran calidad pictórica. Pero sin duda por lo que más se destacó Francisco de Zurbarán fueron sus pinturas de temas religiosos. Su estilo, característico de una época y un tinte personal, lo destacan entre muchos contemporáneos.
Su vida
Este español nació en el año 1598 en Fuente de Cantos. Fue uno de los pintores más importantes que tuvo España en esa época siendo figura referente en el arte religioso. Fue hijo de un matrimonio de clase media que lo incentivó a seguir sus inclinaciones. Se formó en arte de manera independiente y con varios profesores y luego se casó y tuvo tres hijos. Enviudó y se volvió a casar, pero ya no tuvo más procedencia. Fue clave para la corona española al punto tal que recibió el título de “Pintor del Rey”. Francisco de Zurbarán muere en el año 1664 infinidad de obras tras de sí. Obras de bodegones, de vírgenes, de santos y mártires y escenas bíblicas por toda España y Europa.
Su estilo
El estilo de Francisco Zurbarán es un estilo refinado, con gran capacidad para representar la anatomía humana de una manera natural y única. A su vez el uso de la luz y como este se orienta a las personas es sutil y poco invasivo a la vez logrando dar claridad a la obra. Este hecho, sumado a su gran afán por representar temas religiosos lo hizo un maestro en esta materia, siendo buscado por diferentes figuras eclesiásticas, monárquicas entre otros para realizar infinidad de encargos. Sus obras brindan la cantidad de detalles justos y necesarios para dar información y fuerza psicológica a sus obras sin por ello sobrecargar o hacerlas pomposas. Logra imágenes de los santos, de cristos y otras figuras de una profundidad y sensibilidad únicas.
Agnus Dei
Agnus Dei es una obra realmente muy particular. En el limbo entre el estilo de bodegón y religioso, esta obra representa la imagen de un cordero con las patas cruzadas a punto de ser sacrificado. Si los analistas de arte sostienen que esta obra no fue realizada con intenciones religiosas, conociendo el espíritu fuertemente religioso de Zurbarán la asociación con el cordero de Dios es inevitable. Se trata de un óleo sobre lienzo de 80 x 60 cm que se encuentra expuesto en el Museo del Prado de Madrid. Si bien existen otras versiones de esta misma obra, esta es sin duda la más acabada. Fue realizada en el año 1535.
Cristo crucificado
El Cristo Crucificado de Francisco de Zurbarán fue uno de los primeros encargos formales que tuvo. Fue realizado por parte de la Diócesis de Sevilla y sin duda demostró lo que este pintor era capaz de hacer. Se trata de un Cristo distinto, menos ensangrentado, pero no por eso menos sufriente. La manera en la que está representado transmite serenidad y paz, como si fuera una imagen suspendida. El realismo y naturalismo con la que es realizado Jesucristo es realmente brillante, acentuándose cada detalle y músculo de su cuerpo. Es un cristo solemne, elegante y sencillo. Es un Cristo distinto y que a la vez transmite mucha fuerza.
Martirio de Santiago
Esta obra realizada por Francisco Zurbarán data del año 1640. En ella retrata el martirio que sufrió Santiago quien vino a España a predicar pero que fue ordenado a matar por el rey. Por tal motivo, esta escena muestra a una imagen de un Santiago cayendo, ya sobre sus rodillas y siendo martirizado. Rodeado de varios hombres que observan la escena, incluso gasta la imagen de un perro que observa impertérrito. Por encima de ellos un cielo de nubes y un pequeño que sobrevuela la imagen con una corona de olivos entre sus dos manos. Esta obra muestra el estilo de Zurbarán y quizás su tendencia a realizar personas muy estáticas, casi como si el movimiento fuera un desafío para este artista.
Sea como fuere, Francisco de Zurbarán es uno de los grandes tesoros del arte español y fue un valor único también para la iglesia católica.
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